En un remoto lugar del Perú, cerca de mil personas de cuatro comunidades se reúnen anualmente en un reto increíble: la renovación de Q’eswachaka, el último puente colgante hecho exclusivamente de fibras vegetales que aún se conserva en los Andes.
Durante tres días, hombres, mujeres y niños trabajan unidos para levantar esta grandiosa obra de ingeniería sobre el río Apurímac, utilizando técnicas ancestrales heredadas de los incas.
Un complejo y arriesgado proceso con el que afianzan su identidad como pueblo y celebran la renovación de la vida.